GPPAN CDMX A 05 DE ABRIL DE 2020

Virtual ilegalidad
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • Gobierno y ciudadanos enfrentan el reto de cómo hacer una vida lo más cercana a la normalidad.

El mundo está cambiando. La pandemia ocasionada por el COVID-19 está poniendo a prueba a las personas y a los gobiernos a lo largo del mundo. Sacando lo mejor y lo peor de cada oportunidad, exhibiendo las más sobresalientes cualidades de las personas, pero, también, lo poco preparados que estamos para enfrentar estos retos.

Mientras México se adentra cada vez más en la pandemia, tanto empresas, como gobierno y ciudadanos enfrentan el reto de cómo hacer una vida lo más cercana a la normalidad, mientras el distanciamiento social crece para reducir la tasa de contagios.

Es así que la administración pública también se ha visto obligada a adoptar formas innovadoras de trabajo, como la modalidad remota, pero con ello llega también el riesgo de faltar a la ley y rayar en la ilegalidad en la función del buen gobernar. En el Congreso de la Ciudad de México acabamos de cruzar esa línea.

Bajo unos más que cuestionables razonamientos, la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, Isabela Rosales, convocó a una “sesión especial” del Pleno para poder someter a votación la reforma Constitucional para atender la exigencia del presidente Andrés Manuel López Obrador para que se eleven de rango las pensiones otorgadas a adultos mayores, las becas para estudiantes y apoyos a personas con discapacidad.

Toda vez que las sesiones presenciales se encuentran suspendidas, se convocó a una sesión virtual el pasado viernes a través de una plataforma de videoconferencia para que acudieran los legisladores y emitieran así su voto.

Modalidad que, si bien funciona para otros giros profesionales, no lo es así para el legislativo.

La sesión fue ilegal y, en consecuencia, su resultado también lo es. La presidenta de la Mesa Directiva carece de facultades para convocar a sesiones en sedes alternas al recinto legislativo, lo anterior corresponde únicamente a una votación de la mayoría calificada del Pleno, a propuesta de la Junta de Coordinación Política, no hay otra forma.

Pese a lo anterior, la sesión se llevó a cabo en medio del caos. Legisladores se conectaron al sistema virtual, otros más acudieron al recinto legislativo, otros más no quisimos legitimar el ejercicio y no acudimos a él; los sistemas registraron en algún momento hasta 83 personas en línea, cuando solo hay 66 diputados, hubo imágenes que fueron una broma, la desorganización fue lo único consistente.

La ilegal sesión establece un precedente peligroso para la democracia de la ciudad, se demuestra que Morena puede manipular el Congreso como le dé la gana y sacar votaciones torciendo y violando toda normatividad.

Yo no me conecté a la sesión, porque hacerlo hubiera significado convalidar este falso ejercicio parlamentario, independientemente de la votación. Haber participado en ello hubiera significado ser parte de esta farsa.

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