GPPAN CDMX A 05 DE MARZO DE 2020

Por la dignidad de la mujer
El Sol de México
Dip. Gabriela Salido Magos

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Reza el viejo adagio que cada cabeza es un mundo, asi mismo es cierto que habemos también mujeres con una extraordinaria pluralidad de pensamiento que hacen que contemos con tan diversas visiones de una realidad, como número de mujeres que habitan el planeta, esas realidades, todas diferentes, se construyen acorde a nuestra historia de vida y ninguna es menos valiosa que otra.

Lo que sucederá los días 8 y 9 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer debe, en el discurso colectivo tener claridad en cuanto al propósito, mismo que hoy para algunos parece confuso.

Este propósito trasciende ideologías o preceptos respecto al aborto, también debe de quedar muy por arriba de los colores de pañuelos que se porten. Estas expresiones deben de resaltar ante todo la dignidad de cada una de nosotras, en el trabajo que elijamos, la familia que conformemos o la formación de la que gocemos.

Por desgracia, históricamente se ha utilizado la lucha por los derechos de las mujeres y paridad de las mujeres como un pretexto de confrontación entre nosotras mismas, omitiendo que sin importar nuestra visión e ideología, todas sin excepción, merecemos cuidado, respeto, ayuda y sororidad.

En el espacio del quehacer político no conozco mujeres que no queramos expresar nuestra visión con la sensibilidad que deseemos sin que se considere una debilidad, también hay coincidencias con la necesidad de políticas públicas que fortalezcan la posibilidad de desarrollo de las mujeres en cualquier espacio y esto no podrá decirse concretado hasta que las acciones afirmativas dejen de ser necesarias para garantizar nuestra participación y el debate se torne alrededor de capacidades habiendo tenido las mismas oportunidades en las diferentes etapas de nuestro desarrollo.

Así las cosas, es claro que este 8 y 9 de marzo las mujeres que participen sumándose a una marcha o a visibilizar lo que sería un mundo sin nosotras, seremos mujeres que indiscutiblemente gozamos de una condición especial, por que desarrollamos una actividad que nos permite la participación pero habrá muchas otras que no podrán participar, por ellas, por las que no podrán expresar su temor por el acoso en la calle o trabajo, por las que no han encontrado el valor para defenderse de la violencia en su casa, por las que no pueden exigir un espacio de trabajo que no les reste en su tranquilidad, por las personas que no entienden que no pueden sobajar, lastimar o matar, por todas ellas es por las que hay que participar respetando nuestras diferencias y en lo subsecuente encontrar nuestra propia manera de expresión acorde a nuestro sentir, con el compromiso de dejar huella a cada paso que demos.

Esta batalla que hoy dan las mujeres deberá con el tiempo transformarse en una convicción de nuestra humanidad donde todos hombres y mujeres entendamos que somos corresponsables de lo que sucede en nuestra sociedad y que un mundo donde disminuya la violencia de cualquier tipo será mejor mundo para todas las personas sin excepción.

Los grandes cambios siempre han iniciado desde la sociedad civil y desde la sociedad hoy hay una exigencia al gobierno y al presidente sobre la congruencia en su actuar respecto a una causa que como señalo, debe ser de todas las personas para caminar rumbo a la sociedad que deseamos.

Como dato extra en esta reflexión: según investigaciones periodísticas, la entidad con más denuncias por acoso en contra las mujeres es la Ciudad de México, representando el 27% del total Nacional, sin embargo, la CDMX no abrió un solo expediente por ese delito.

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