GPPAN CDMX A 12 DE ABRIL DE 2020

Dos criterios para la misma contingencia
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

COMPARTIR

  • La pandemia, ocasionada por el COVID-19, nos está llevando a que nuestras costumbres se modifiquen, en beneficio de la salud.

Como cada año, los mercados de La Viga y La Nueva Viga fueron el epicentro de la congregación de miles de capitalinos que, en busca de la cocina tradicional por las fiestas de Semana Santa, abarrotaron los mercados de mariscos.

La pandemia, ocasionada por el COVID-19, nos está llevando a que nuestras costumbres se modifiquen, en beneficio de la salud, tal como lo pudimos ver en la más reciente edición de la representación de la Pasión de Cristo, en Iztapalapa.

Muestra de ello fue la planeación que lanzaron autoridades para evitar la concentración de personas y para llevar a cabo la tradicional conmemoración a puerta cerrada, en donde hubo un operativo implementado por el gobierno y, en general, una planeación que permitió su desarrollo.

Pero con la misma planeación y organización, fallaron rotundamente en anticipar que ambos mercados sirven como punto de concentración masiva de quienes se avocan a la cocina de mariscos como parte de la tradicional cuaresma.

Las fotos hablaron por sí mismas, puestos abarrotados de personas fallando a todo principio de prevención, no se guardaba la distancia entre personas, no se usaban cubrebocas y no hubo autoridades presentes que evitaran el contacto entre individuos para cortar posibles contagios.

Fue ya muy tarde cuando las autoridades lanzaron operativos para restringir el acceso a los ciudadanos, para hacerlo de una forma controlada, pero no lo lograron. Las mareas de compradores siguieron presentándose todavía el viernes y sábado, con autoridades rebasadas en ambos mercados, en donde las recomendaciones de salud no estuvieron presentes.

Sobre ello me quedo con dos reflexiones. La primera, las autoridades están sobrepasadas, si bien fueron capaces de anticipar el problema de salud que hubiera representado la representación de la Pasión de Cristo sin las medidas necesarias, no fue lo mismo para la vendimia de mariscos en La Viga y La Nueva Viga.

En segundo lugar, no siempre se puede o debe culpar a las autoridades, si bien fallaron en su planeación y organización para evitar concentraciones, también es cierto que los ciudadanos no se están tomando en serio la pandemia que hoy tiene paralizada al mundo entero.

Salir adelante no sólo necesitará de la eficiencia de las autoridades, también requerirá del compromiso de los ciudadanos. Que sepan seguir las indicaciones, no sólo por capricho de las autoridades, sino también como corresponsables para evitar la propagación de un virus que encuentra su principal conducto en la necedad de las personas.

España e Italia deberían ser los espejos en los que hoy nos vemos: autoridades que se quedaron cortas y ciudadanos que no lo tomaron en serio. Aún podemos evitar estar en su lugar.

 

Contáctanos

¡Queremos escucharte y trabajar en equipo!