• López-Gatell reconoció ante el Washington Post que el número de víctimas mortales por covid-19 podría, en realidad, duplicar la cifra oficial de decesos y llegar al total de 50 mil muertes.

La pandemia ocasionada por el covid-19 sigue dejando detrás de sí una descomunal estela de tragedias familiares y personales, además del gran impacto económico en el mudo que se ha exacerbado por la pérdida de empleos, cierre de pequeñas empresas y la bancarrota de algunas grandes.

Sin embargo, el impacto más sensible es y seguirá siendo la pérdida de cientos de miles de vidas humanas. Al momento de escribir este texto van 523 mil muertes y 10 millones 922 mil casos confirmados en el mundo. De ellos, 238 mil casos y 29 mil muertes van para México.

¿Qué podría ser más catastrófico para un país al momento de enfrentar la pandemia? Un gobierno incapaz, que miente —por omisión o por perversidad— en el manejo de la enfermedad, pero, sobre todo, en el número de víctimas fatales con el extraño fin de mostrar hacia el mundo exterior una realidad que no coincide con la verdad que día a día enfrentan, por ejemplo, los trabajadores del sector salud.

Incapaces de hablar con la verdad, el Presidente y su vocero para el tema de la pandemia, Hugo López-Gatell, han demostrado que, al estar frente a representantes de medios internacionales, manipulan, mienten, cambian el discurso y pretenden establecer una realidad falsa.

El funcionario reconoció ante el Washington Post que el número de víctimas mortales por covid-19 podría, en realidad, duplicar la cifra oficial de decesos —alrededor de 50 mil muertes—, pues los datos estadísticos demuestran que de marzo a mayo de este año se registraron tres veces más muertes en comparación con el mismo periodo del año pasado.

La misma conducta se aprecia en la Ciudad de México —en donde ya ha habido choques constantes entre López-Gatell y la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum—: al día de hoy se han registrado más de 13 mil muertes de personas con síntomas de covid-19, pero sólo se reconocen poco más de seis mil decesos por el padecimiento.

Una de las explicaciones de esta sobreestimación de la realidad proviene de la reticencia del gobierno a realizar pruebas de diagnóstico. Tan sólo una de cada 10 personas con síntomas recibe la prueba, lo que se traduce en alrededor de 0.4 pruebas por cada mil habitantes, cuando España realiza 28.6 pruebas por cada mil habitantes. La misma España a la que superamos en muertes y defunciones, la misma España que estaba sepultada por el covid-19 hoy presenta un ritmo de contagio de apenas un par decenas, mientras que México tan sólo en los últimos siete días presentó 4, 129 casos. Y aunque toda la zona metropolitana está en rojo, Sheinbaum asegura qué hay condiciones para que la CDMX pase a naranja.  

Conforme la pandemia avanza y los estudios sobre ésta evolucionan, queda claro que los esfuerzos de las autoridades mexicanas resultan ser cada vez más ineficientes y sus mentiras más grandes, porque en su soberbia no han querido mirar otras experiencias ni aprender de ellas y cuando lo hacen es sólo para manipular los datos de estudios internacionales y mentir, mentir, mentir.

Durante la pandemia el Presidente abandonó el timón, encargó el rumbo a un cínico. Mientras, la jefa de Gobierno detrás, braceando en la estela de muertos a causa de la pandemia, tratando de no ahogarse. Así vamos rumbo al naufragio de su “nueva normalidad”.