GPPAN CDMX A 03 DE MAYO DE 2020

Los médicos a su suerte
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • Tan sólo el 15 por ciento de los contagios registrados son de personal de salud. Son aquellas personas que se arriesgaron por atender a un paciente y que, por falta del equipamiento adecuado, se contagiaron del enemigo que combaten.

El COVID-19 en México ha venido a poner —aún más— en evidencia el desastre del sector salud que tenemos. Todos los gobiernos, sin excepción, e incluyendo al actual, cuya capacidad de destruir lo que encuentra a su paso en el menor tiempo posible está más que probada, han contribuido.

Hay falta de equipo, hay falta de camas, hay falta de respiradores, hay falta de personal médico. Y los médicos en el frente de la batalla están casi por su propia cuenta, con ellos estaremos permanente en agradecimiento por el valor de su heroico desempeño.

En trágico contraste al heroísmo, se encuentra el hecho de que no les apoyan con el equipo necesario, los obligan a largas jornadas de guardia sin descanso, a expensas de un contagio y en condiciones infrahumanas, sin exagerar.

Tan sólo el 15 por ciento de los contagios registrados son de personal de salud. Son aquellas personas que se arriesgaron por atender a un paciente y que, por falta del equipamiento adecuado, se contagiaron del enemigo que combaten.

En la Ciudad de México, este desprecio ha cobrado otras víctimas: obligados a trabajar sin las precauciones mínimas necesarias, colaboradores del Sistema de Transporte Colectivo Metro y de la Policía de la CDMX han sido contagiados con 91 y 20 casos confirmados, por lo menos, respectivamente.

Mientras tanto, las autoridades de este gobierno se reúnen a salvo en sus oficinas, en donde sí se mantienen las normas de distanciamiento social, con reuniones virtuales, sin saber lo que es mandar a alguien al frente, poniéndolos en riesgo a ellos tanto como a las familias.

En la vida algo es cierto, la fatalidad puede cobrar vidas humanas por muchas y distintas razones. Habrá quienes pierdan la vida por falta de precaución, por no acatar recomendaciones de las autoridades y sobre ellos estará la culpa. Pero quienes pierden la vida por que el gobierno los obligó a trabajar sin las medidas mínimas necesarias, o se las brindaron muy tarde, esas muertes son con cargo al gobierno, no a la pandemia.  En la batalla se pierden vidas, pero cuando estas fatalidades se dan por la falta de cuidado de un gobierno que no cuida a los suyos, esas pérdidas están en sus manos.

No exagera nadie por pensar que vivimos en una condición semejante a la guerra. Si bien enfrentamos distintos frentes de batalla, el médico puede ser el más sensible dada las francas limitantes técnicas, de recursos, de personal, de camas, del propio desconocimiento del virus. Sin embargo, vemos como algunos países están saliendo avantes y aunque son hechos esperanzadores, la mala noticia para los mexicanos es que son países en los que sus gobiernos hicieron exactamente todo lo contrario a lo que aquí el gobierno federal está haciendo. Ya de esconder información o maquillar indicadores lo comentamos después. Por lo pronto, en nuestro país estamos en nocaut técnico y no vamos ni a la mitad.

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