• En lo que va de la pandemia, la CDMX ha gastado poco más de 6 mil 200 millones pesos y para el 2021 esta cifra se prevé que se reduzca en unos 2 mil millones.

La realidad alcanzó a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y la tumbó de la nube en la que vivía alejada de la pandemia, rodeada de súbditos incapaces de mostrarle la situación cómo es, lo que la ha llevado a tomar decisiones extremadamente tardías y temerosas.

La gestión de la pandemia no debe ser fácil, eso lo tengo claro. Sin embargo, Sheinbaum ha sido incapaz de escuchar voces alrededor del problema, se ha encerrado en su caparazón y las decisiones difíciles las ha tomado unilateralmente, dejando de lado los sectores económicos y sociales, creando una estela de caos que se suma a la enfermedad.

Se ha acorralado y las opciones se le están terminando, ni siquiera Andrés Manuel López Obrador le lanza ayuda alguna. Apenas esta semana el Presidente presumió que le sobran 18 mil millones de pesos para atender los desastres naturales y la compra de vacunas contra la covid-19.

En lo que va de la pandemia, la CDMX ha gastado poco más de 6 mil 200 millones pesos y para el 2021 esta cifra se prevé que se reduzca en unos 2 mil millones. Si al Presidente le sobran los recursos, ¿por qué la jefa de Gobierno fue incapaz de obtener más apoyo?

Mientras tanto, los hospitales están en máxima ocupación de enfermos por covid-19, no hay disponibilidad de camas y no alcanzan los médicos para atender a los enfermos, pero el dinero lo tienen bien guardado y Sheinbaum es incapaz de pedir recursos adicionales para comprar pruebas para la gente.

La única decisión responsable que ha tomado recientemente fue ceder para cambiar el semáforo a rojo, sin embargo, todos sabemos lo tardío del cambio, sin contar que, nuevamente, lo hizo unilateralmente sin el consenso de las cámaras industriales y en perjuicio de la actividad económica.

El cierre completo de la economía requiere por fuerza la participación coordinada de los restauranteros, de los comerciantes, de todos aquellos quienes quedarán nuevamente sin ingresos, de quienes enfrentan nuevamente el fantasma del quiebre y bancarrota. Pero para Sheinbaum son voces que no le quitarán el sueño.

A la Mejía Barón en el Mundial del 94, se guarda los cambios para el final, arriesgándose a perder el partido al reservar las modificaciones ganadoras. Pero esta estratega al frente del gobierno está de nuevo contra la pared, tomando decisiones difíciles al último momento, dejando fuera a los jugadores y arriesgando el marcador final.